14 de mayo de 1948. Nace un nuevo estado: Israel.
Al finalizar la I Guerra Mundial, Gran Bretaña y Francia se apoderan del territorio del Imperio Otomano, perdedor en esa guerra, que tenía en Oriente Medio, es decir, la parte asiática del Mundo Árabe histórico: las tierras del Sham (Damasco) y la península Arábiga. Este territorio se divide en países que no existían hasta ese momento: Siria, Líbano, Palestina, Jordania, Irak, Kuwait, Arabia Saudí, Yemen, Omán, los Emiratos; y Egipto, Sudán, Argelia, Libia, Túnez, Marruecos y Mauritania por la parte africana. Todos estos países los habitaban árabes en su mayoría, de distintas religiones, incluída la judía.
Gran Bretaña tenía bajo sus dominios Palestina, entre otros países como Jordania o Irak. A raíz de la Primera Guerra Mundial Europa se vio en deuda con los judíos, por su apoyo económico a los ejércitos de Francia y Gran Bretaña sobretodo, y de acuerdo con la declaración Balfour (adjuntado en las páginas del blog), manifiestamente ilegal, se permitió el lujo de permitir la emigración de judíos provenientes de Polonia, Alemania, Francia, y Europa del Este en masa a la llamada Palestina, habitada en un 93% por árabes.
Al finalizar la II Guerra Mundial, y después de muchos atentados terroristas (verdaderos) cometidos por esos mismos judíos contra los habitantes legítimos árabes, e incluso contra los soldados británicos, cometiendo verdaderas masacres, la ONU decidió dar luz verde al mayor Estado criminal de la historia: el Estado de Israel.
A raíz de esa injusticia, millones de palestinos siguen sufriendo hoy en día sus consecuencias, terribles en todos sus aspectos, cosa que sólo se resolverá devolviendo a los habitantes originales de esas tierras y haciendo justicia: es decir, que cada cual vuelva a su casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario